Costa Rica al borde del colapso educativo: ¿quién se atreve a revertir la crisis?
- Kiara Morales
- 19 may
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 21 may

La educación costarricense no está en problemas: está en emergencia nacional. Así lo afirmó el Noveno Estado de la Educación, elaborado por el Programa Estado de la Nación (PEN) en 2023. Y no es para menos: entre 2020 y 2023, el país retrocedió una década en materia educativa. Conviene dimensionar este dato: en 4 años retrocedimos 10. Este no es un dato técnico, es una advertencia política. Estamos ante una amenaza directa al desarrollo humano, la equidad social y la sostenibilidad democrática de Costa Rica.
Una tormenta perfecta que no fue casual
Esta crisis educativa no cayó del cielo. Es el resultado de una combinación letal de factores: rezagos históricos, el apagón educativo provocado por huelgas y pandemia, una caída sostenida en la inversión pública y una gestión educativa errática. El Noveno Estado de la Educación del 2023 lo deja claro: estamos fallando en lo esencial.
¿Qué está fallando?
Pobreza de aprendizajes: más del 50 % del estudiantado de cuarto grado no alcanza niveles básicos en lectura y escritura. El 40 % de estudiantes de tercer grado no alcanzan competencias mínimas en lectura. El 56 % del personal docente reporta que más de la mitad de sus estudiantes no dominan lectura y escritura en cuarto grado. El 82% de docentes indican que sus estudiantes tienen menos conocimientos que generaciones anteriores.
Desigualdades de género: existen persistentes brechas en áreas STEM, con una subrepresentación crítica de mujeres. Solo 34,4 % de las personas ocupadas en ciencia y tecnología son mujeres. En 2021, 86,1 % de los empleos en áreas de ciencia y tecnología eran ocupados por hombres. Las mujeres muestran menor rendimiento en matemáticas y ciencias, y mayor ansiedad ante su futuro académico, porque el sistema no las apoya lo suficiente, no por falta de capacidad.
Falta de evaluación y seguimiento: el país carece de un sistema nacional de macroevaluación educativa sólido que impide dar seguimiento a su formación. Ello incide en que el estudiantado no pueda avanzar hacia la educación superior. Solo 39 de cada 100 jóvenes, con edades entre los 18 y los 24 años, que terminan secundaria acceden a la educación superior. Existen altas tasas de reprobación en cursos de matemáticas, estadística y ciencias básicas en universidades públicas por las débiles bases con las que se forman las personas estudiantes. El 25,1% de personas jóvenes entre los 15 y los 19 años no estudian ni trabajan, porcentaje muy por encima del promedio OCDE de 8,3 %.
Desinversión en infraestructura y tecnología: existen 825 centros educativos con orden sanitaria, de los cuales 100 cuentan con dictámenes de desalojo en 2025. Solo 8,6 % de las escuelas ofrecen el currículo completo, lo que equivale a 317 escuelas. Se desarticuló el Programa Nacional de Informática Educativa (PRONIE-MEP) junto con la Fundación Omar Dengo (FOD) que, en 2022, ofrecía una cobertura del 92 % y buscaba reducir la brecha digital en la educación costarricense.
Desarticulación en la educación superior: universidades públicas y privadas operan sin coordinación entre ellas, y el financiamiento del Fondo Especial para la Educación Superior (FEES) está en riesgo. Entre el 2019 y el 2022, se ha reducido el FEES un 7,72 % en términos reales el presupuesto universitario. En el pasado, este financiamiento ha contribuido a consolidar a Costa Rica como un referente en educación en la región. No existe duda de que la educación superior es una inversión estratégica que propicia la competitividad y el bienestar social.
¿Cómo salimos del abismo?
El PEN propone una hoja de ruta clara. Pero se necesita más que propuestas: se requiere de decisión política inmediata.
Revertir la caída en la inversión educativa: no se puede mejorar la calidad de la educación sin recursos para ello. Es urgente restablecer el financiamiento constitucional del 8 % del PIB, garantizar la sostenibilidad del FEES y mejorar la eficiencia del gasto, especialmente en programas de equidad, infraestructura y transporte estudiantil.
Mejorar los aprendizajes y su evaluación: se precisa de un sistema nacional de evaluación independiente, con pruebas estandarizadas que permitan diagnosticar rezagos para así orientar políticas educativas. Sabemos que las áreas de español, ciencias, matemáticas e informática han presentado retrocesos. Además, se debe fortalecer la jornada escolar, ampliar la cobertura curricular y recuperar la enseñanza de lenguas extranjeras con estándares internacionales, así como fortalecer la revitalización de lenguas originarias.
Dignificar al cuerpo docente: la calidad educativa depende de personal docente idóneo con una sólida formación pedagógica, con alta motivación, con salud física y mental y con acompañamiento en sus labores didácticas. Es urgente implementar la prueba de idoneidad docente, mejorar los salarios de estas personas servidoras, garantizar tiempo y recursos para su capacitación y actualización, y, finalmente, combatir los sesgos de género desde la formación inicial del cuerpo docente.
La educación debe ser política de Estado
Más allá de las medidas técnicas, la Secretaría de Innovación, Tecnología, Ciencia y Educación (Sitce), basada en los hallazgos del PEN (2023), hace un llamado a convertir la educación en una política de Estado, con visión de largo plazo, estabilidad institucional y compromiso multisectorial. Esto implica respetar los acuerdos nacionales existentes, fortalecer la gobernanza del sistema educativo y garantizar que las decisiones no dependan de los vaivenes políticos.
El momento de actuar es ahora
Costa Rica no puede permitirse otra generación perdida. La educación es el principal motor de movilidad social, cohesión democrática y desarrollo sostenible. La crisis actual no se resolverá con discursos ni con parches. Requiere fuerte liderazgo, fuerte inversión, fuerte planificación y, sobre todo, fuerte voluntad política y social para colocar la educación en el centro del proyecto país. La pregunta es: ¿quién se atreve a liderar este cambio?
En el plan de gobierno de ADN la educación se halla en la misión 14 y 15 específicamente,
14. El gobierno de Costa Rica
garantiza el acceso universal e
inclusivo a la educación para niños,
niñas, jóvenes y personas adultas.
15. Costa Rica cierra las brechas
digitales e invierte en innovación y
tecnología que mejoran la calidad de
vida de las personas.
pero de manera transversal viaja por las 30 misiones que nos hemos planteado. Conozca más sobre nuestras propuestas en https://www.somosadncr.com/nuestro-programa
Referencia
Programa Estado de la Nación. (2023). Noveno Estado de la Educación 2023 [Recurso
electrónico] (9ª. ed.). Consejo Nacional de Rectores. www.estadonacion.or.cr
Por: Karla Ramos Rivas
Secretaría de Innovación, Tecnología, Ciencia y Educación
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